Capítulo 95

... Salvador no volvió a casa esa noche, estaba afuera, bebiendo con algunos conocidos. Vicente llegó algo tarde, con el rostro visiblemente malhumorado. Salvador sostenía el vaso con la punta de los dedos, sin muchas ganas de regresar a casa. Vicente se sentó y, al ver el licor fuerte en sus manos, le arrebató el vaso y lo vació en el basurero a su lado. —Ese licor cuesta veintiocho mil dólares la botella, lo estás desperdiciando. Vicente dejó el vaso sobre la mesa: —Sigue destruyéndote el cuerpo si quieres. Hace dos años estuviste a punto de ahogarte, te salvaste de pura suerte. Y además tienes una gastritis severa. Si sigues bebiendo así, prepárate para que Lorena envejezca sola. Salvador recostó la espalda hacia atrás, con una actitud de total indiferencia. —¿Ella quiere quedarse sola por mí? Me temo que apenas pasen unos días después de mi muerte, estará ansiosa por casarse con otro. Vicente tenía la sensación de que Salvador se guardaba algo por dentro. Lo conocía desde hacía más