Capítulo 29

Me mordía el labio, envuelta en el abrigo que él había colocado sobre mis hombros. Al levantar la mirada, incliné ligeramente la cabeza y vi a Clara observándome con una expresión desagradable desde un costado. Su mirada cargada de resentimiento reflejaba su aversión hacia mí, y parecía especialmente enfadada al vernos a Daniel y a mí marcharnos juntos. Es cierto, una vez que las mujeres se ponen celosas, persiguen sin descanso a quien consideran su rival. Sentía la mirada de Clara, llena de celos y odio, persiguiéndome, y no pude más que reírme. Traté de calmarme mientras apresuraba el paso. Ignorando los comentarios a mis espaldas, solo quería escapar de ese lugar. Este era el escenario de fama y fortuna de Vicente; para él, yo no era más que un boleto para aferrarse a la nobleza e intentar ascender en la alta sociedad, especialmente después de verme marchar con Daniel, cuyo rostro reflejaba una expresión de satisfacción. Al llegar a la puerta, respiré el aire fresco. —Te llevaré a c