Capítulo 101
Con solo mirarte, me das asco.
Lo dije sin expresión alguna: —¿Tú y Salvatore pueden largarse de mi vista?
Valeria quedó estupefacta; durante mucho tiempo no dijo nada.
—Bianca, ¿te has vuelto loca?
Pasó un buen rato antes de que lograra sacar esas palabras, casi escupidas entre los dientes, reprimiendo a la fuerza algo en su interior.
—Solo vine a echarte un vistazo, no hay necesidad alguna de que tengas tanta hostilidad hacia mí, ¿no crees?
—No hay necesidad.
La fulminé con la mirada. —Entonces, ¿puedes largarte ya?
—Salvatore...
Valeria lo miró de inmediato con un aire de agravio.
Yo había sido tan directa que ya de nada servía su tono sarcástico.
Salvatore no le prestó atención; en cambio, hizo mala cara al mirarme.
Sin aflojar la fuerza, me levantó de la cama en brazos. —Parece que ya has recuperado las fuerzas.
Su voz grave resonó sobre mi cabeza. —Ya que no es nada grave, vuelve a la casa familiar y recupérate bien.
Era un tono decidido, sin espacio para discutir.
Aunque me opus

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