Capítulo 103
Los movimientos de Salvatore se detuvieron en seco; acto seguido, me giró para que lo mirara a los ojos.
—Sé que ella no te agrada. Estos días procuraré que te evite al máximo.
—Vaya, sí que eres generoso —me burlé con ironía—. ¿Por qué no mejor organizamos un horario? Lunes, miércoles y viernes conmigo; martes, jueves y sábado con ella. Así cada uno tiene sus momentos libres y tranquilos, sin molestarse.
—¡Bianca!
Me llamó Salvatore con severidad, conteniendo una ira que no lograba ocultar—. Lo diré por última vez: a ella solo la considero como a una hermana.
Yo no sabía qué pasaba por la mente de Salvatore.
Hace un momento, él había hecho que Valeria se marchara, lo que demostraba que era consciente de mantener las apariencias.
Entonces, si lo sabía muy bien, ¿por qué antes permitió que, con apenas veinticinco años, yo me sintiera tan intranquila?
No lo sé.
Pero tampoco quería saberlo ya.
—Salvatore, la verdad no me importa lo que Valeria signifique para ti. Ahora estoy cansada, quie

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