Capítulo 156
Percibí que estaba a punto de ir demasiado lejos, hacia un terreno peligroso, y solté un grito de inmediato: —¡Detente! ¿Qué piensas hacer?
Salvatore me miró con un gesto enigmático e insondable. —Bianca, estás un poco extraña.
Apartó mi cabello, dejando al descubierto toda mi cara menuda, y con una voz áspera hasta el extremo preguntó: —¿Qué te ha pasado realmente? ¿Qué me estás ocultando?
Como no respondí, me obligó a alzar la cabeza.
De pronto me mordió junto a la boca. Parecía deleitarse en morderme, sobre todo en la comisura de los labios y en las mejillas.
No entendía por qué tenía esa extraña afición, y me resultaba casi insoportable.
—¡No me toques!
Salvatore frotaba con fuerza mi mejilla. —Tú antes no eras así.
Su expresión se volvió sombría. —Por muy enfadada que estuvieras, jamás habrías cambiado de una forma tan radical.
Inspiré hondo y aparté la mirada.
Por fuera fingía enojo e impaciencia, pero en el fondo me invadía cierta inquietud.
¿Qué haría si llegaba a descubrir que

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