Capítulo 254
A Diego se le heló la espalda al recibir esa inquisidora mirada; instintivamente giró la cabeza hacia Rocío, queriendo en ese momento decir algo, pero Tomás dio un paso a la derecha y bloqueó su visión.
Bajo la amenaza silenciosa en los ojos de Tomás, Diego no tuvo más opción que salir con la cabeza agachada.
—Quédate aquí, yo ya volveré en un momento. —Tomás suavizó la expresión y le dio esta indicación con voz apacible. Luego recogió del suelo las cosas que Diego había traído y salió enseguida de la habitación, cuidando incluso de cerrar bien la puerta.
Rocío vaciló por unos segundos, pero al final obedeció con docilidad las palabras de Tomás y no salió tras él.
Apenas salió de la habitación, Diego apresuró el paso. En su interior comenzaba a formarse una vaga sensación de peligro hacia Tomás; no quería tener más contacto con él.
Tomás observó con detenimiento la espalda de Diego, que se alejaba con prisa, y sólo pudo ver una cosa en su actitud: estaba claramente ‘nervioso’.
Con paso

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