Capítulo 282
Doña Isabel estaba sentada rígida en el sofá, con el rostro aún lleno de enojo.
—Mamá.—Luis se acercó a ella.
Doña Isabel lo miró con frialdad y respondió con cierto sarcasmo: —No me llames mamá. Ahora solo tienes ojos para proteger a esa mujer despreciable de Laura. ¿Aún sigo existiendo para ti como tu madre?
Al escuchar el tono sarcástico de doña Isabel, Luis hizo cara de pocos amigos y se sentó junto al sofá.
Se recostó contra el respaldo, mirando a doña Isabel con una expresión burlona.—No vuelva a llamarla mala mujer. Si no hubiera sido por su interferencia en aquel entonces, ahora ella sería su nuera.
Estas palabras parecieron tocar un nervio sensible en doña Isabel; estalló como pólvora, tomó un cojín que tenía al lado y lo arrojó contra Luis.
—¿Cómo te atreves a mencionarlo? ¿A estas alturas sigues sin olvidarte de Laura? —Gritó doña Isabel, poniéndose de pie de golpe, su voz aguda y llena de reproche.— ¿Acaso qué tiene de bueno esa mujer? ¡Después de tantos años, ¿aún no puede

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