Capítulo 22
—Marisol, llevas un mes dormida, ¿por qué no despiertas? Te extraño tanto...
De pronto sintió un débil movimiento en la mano que sostenía. David contuvo la respiración y se quedó mirándola fijamente.
De verdad se había movido. Entre lágrimas de alegría llamó de inmediato al médico. Tras varios minutos de revisiones, Marisol despertó por completo, aunque su debilidad era evidente.
David, embriagado por la dicha, no reparó en la mirada con que Marisol lo había observado al despertar.
En los días siguientes, él no se separó de su lado ni un instante, acompañándola en su recuperación. Salvo lo estrictamente necesario, no se alejaba ni un paso.
Desde que despertó, Marisol guardaba silencio, ausente, como si nada existiera a su alrededor. Ignoraba a David, quien, aunque notaba algo raro, pensó que aún no se recuperaba y no insistió.
Al final de su recuperación, Marisol comenzó a buscar excusas para alejarlo. Al principio él temía que huyera, pero siempre la encontraba allí, esperándolo. Poco

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