Capítulo 9
Marisol no luchó. Se dejó tragar por el río, sin resistencia.
Los recuerdos de toda su vida destellaban ante sus ojos, y pensó que, si pudiera volver a empezar, jamás los elegiría de nuevo.
Sonrió, cerró los ojos, y no volvió a abrirlos.
En ese mismo instante, en la fiesta de cumpleaños.
David y Héctor miraban el teléfono que había sido colgado, un mal presentimiento recorriéndoles el corazón.
Se miraron entre sí. Fue David quien rompió el silencio: —¿Y si Marisol se metió en un problema?
Héctor sostenía el celular, sin saber si se consolaba a sí mismo o a David: —¿Qué podría pasar? Ella nos quiere mucho, seguro solo quiere que vayamos a buscarla.
Camila se acercó con una expresión inocente: —¿Marisol no vino porque me odia?
Los padres, molestos, intervinieron: —Ya la perdonamos, ¿y aún hace berrinche? Con su edad, sigue igual de caprichosa.
Susana, viendo el gesto dolido de Camila, la abrazó con ternura: —No importa. Siempre estaremos de tu lado. Si Marisol no puede aceptarte, entonce

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