Capítulo 129
David no se movió.
Un par de ojos profundos, y encantadores la observaban en silencio.
Viviana no quería cruzar miradas con David. En cuanto él la miró y sus ojos se encontraron, ella apartó los suyos de inmediato.
David mantenía la vista fija en su rostro.
Ella, en cambio, miraba el cuello de David.
Sus miradas no coincidían para nada.
El tiempo pasaba segundo a segundo; la habitación estaba sumida en un silencio sepulcral. Ella esperó bastante rato, pero David seguía sin hacer ningún movimiento.
Entonces comenzó a impacientarse.
¿No sería que... Quería que ella le ayudara a quitarse la ropa?
Viviana no pudo evitar alzar la mirada, con intención de hablar, pero sin saber por dónde empezar. Al final, tan abrumada se sintió que actuó con total rapidez: —¡Ven yo te ayudo a quitártela!
¡No era más que quitarle la ropa para ponerle el medicamento y listo!
En lugar de andarse con rodeos, mejor terminar con eso de una vez.
Esta vez no esperó ninguna reacción de David. Se inclinó hacia su pec

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