Capítulo 164
De repente, todo se tornó oscuro frente a sus ojos.
Una mano grande cubrió los suyos, girándola junto con la cabeza y el cuerpo.—Deja de mirar a ese desnutrido, ve en este momento y espérame allá.
Dijo David, dándole un leve empujón en la cintura.
Viviana estaba completamente avergonzada.
Apenas entró lo vio, no era que ella quisiera mirar.
David, al verla sentarse dándoles la espalda, recién entonces se acercó a Fausto, con una mirada sombría.—Ponte la ropa.
—¡Hace demasiado calor!—Fausto sonrió de oreja a oreja. —¿Tú no tienes calor? Con ese traje, camisa, corbata, todo tan abotonado… ¡quítate eso, refréscate un poco como yo!
—¿Y por qué no te arrancas la piel de una vez? Seguro estarías más fresco.
—¿Tan violento? ¿Así que ya no me amas, y punto?
...
En el sofá.
Viviana estaba perpleja: ¿qué fue lo que acababa de escuchar? ¿Ellos dos...? ¿Podría ser...? ¿Ah...? ¿Ah...?
No, no, imposible. Seguro entendió mal.
Pero como dice el dicho: donde hay dos alfas, siempre hay un omega.
Si tuvi

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil