Capítulo 184
David se inclinó y le preguntó en voz baja: —¿Qué significa eso de tener un destino?
Viviana miró de reojo a la chica que caminaba delante de ellos, se cubrió los labios con la mano y le respondió en un ligero susurro: —Todo gracias a que yo solté la plata.
—¿Qué plata?
David preguntó como si no hubiera escuchado bien.
Viviana repitió de nuevo: —Como escuchaste.
—¡¿Qué escuche?!
—¿...!
¿Estás sordo o qué?
Viviana, sin palabras, formó un círculo con la mano, se puso de puntillas y se acercó cuidadosa a su oído. Él también se inclinó para colaborar.
Ella prácticamente le repitió la frase palabra por palabra al oído, pegadita a él.
Su aliento cálido, acompasado con cada palabra, le rozaba como una pluma, provocándole un leve cosquilleo.
La nuez de Adán de David se movió apenas.
De repente, giró el rostro hacia ella.
Viviana se encontró de frente justo con su mirada. Ya era difícil caminar en puntillas, y con el tremendo susto, perdió por completo el equilibrio.
David la sujetó con firmeza

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