Capítulo 214
Dedos esbeltos y pálidos presionaban las páginas de un libro, con una mirada profunda y una expresión pensativa.
Enrique, cargando algunas cajas de medicamentos, entró mientras suspiraba: —Ay, cuando uno envejece, termina inventándose cantidad de enfermedades.
...
La mañana siguiente.
Viviana y Rosa salieron puntuales a las siete.
Por seguridad, Rosa había llamado a su hermano menor, quien justo estaba de vacaciones de la escuela de deportes, para que las acompañara.
Viviana observó a su hermano, ya alto y corpulento pero aún ingenuo y adorable, y lanzó una mirada cómplice a Rosa: —¿No te parece que parecemos dos mujeres ricas con un jovencito como acompañante?
—Ja, ja, ja…La seguridad es lo primero.
Rosa pareció captar la queja en su corazón.
Viviana reflexionó y finalmente aceptó, pensando que este viaje pudiera llevarlas a las montañas y al campo, donde dos mujeres solas podrían no estar seguras. Aunque su hermano era joven, su presencia imponía y transmitía seguridad.
—Está bien.
E

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