Capítulo 261
Como si hubiera una especie de conexión, él también miró de pronto hacia ella.
Nuestros ojos se encontraron.
Fue como si una corriente eléctrica pasara entre nosotros, dejándola entumecida, incapaz de escapar.
Él sonrió, como si supiera lo que ella estaba pensando en ese preciso momento, y extendió su mano, acariciando su cabeza como si consolara a un niño asustado, dándole suaves palmaditas de consuelo.
Aunque no dijo nada al respecto, ella sintió un cálido sentido de seguridad, como si se escondiera en una lujosa y acogedora casa de cristal durante una terrible tormenta de nieve, calentándose junto al fuego, observando extasiada la violenta nevada afuera sin miedo alguno, incluso sintiéndolo como un cuento de hadas, aunque ella no creyera para nada en los cuentos de hadas.
Viviana giró la cabeza de nuevo.
Al otro lado, Sandra los observaba ensimismada. No sabía a qué pensamientos la llevaban sus palabras. Se veía triste pero también algo resignada.—Era natural que un chico protegiera

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