Capítulo 264
Yago les preguntó.
Ellas guardaron silencio y, lo negaron. La señora Esperanza recordó algo y añadió: —Pero Viviana tampoco lo sabía, de eso estoy segura.
Yago las miró, tan estúpidas al extremo, que sintió ganas de sentarse a llorar.
—¡Usen la cabeza y piensen de una vez por todas! ¿Quién se llevaría un cuerpo sin razón alguna? ¿No pensaron que tal vez el cuerpo podría estar en manos de David? ¿No pensaron que fue a la oficina del jefe de policía para denunciar esto?
—...
Sus rostros se tornaron cenicientos.
Yago se sentó a un lado.
—Yago, tienes que salvar a Susana —la señora Esperanza se acercó corriendo a él—. Ya contactamos a Martina, ella dijo la última vez que, si estabas dispuesto a aceptar sus condiciones, podría solucionarlo todo.
Yago, ya exhausto de tantas estupideces, escuchó esto y su expresión se enfrió por completo: —No aceptaré las condiciones que ella propone, y Cipriano tampoco.
La señora Esperanza se desesperó: —Solo es tener una cámara de comercio, dijo que también

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