Capítulo 296
Él terminó de hablar, se levantó y salió.
Viviana miró la puerta que se abrió y luego se cerró.
Tras un rato, se llevó la mano a la frente, angustiada.
La sopa que Enrique había cocinado se la había bebido toda, y siendo sincera, estaba bastante buena.
Después, ella se acercó a Samuel para hablar de trabajo.
Al principio no explicó nada al respecto, y Samuel tampoco preguntó, continuaron como siempre.
Finalmente, cuando Viviana estaba a punto de salir, Samuel, cuidadoso, le dijo: —¿El jefe David... no te asustó, verdad?
La había seguido anoche y hoy también había ido a su oficina.
—Pues... no, está bien.
Viviana puso una expresión como si estuviera dentro de lo soportable.
—Es que... él sí parece tener algo... Viviana, ¿no vas a renunciar, verdad?
—No.— Ella sonrió y levantó la mano para tranquilizarlo.
Pasaron unos segundos más de silencio, y ella agregó cautelosa. —La verdad es que... yo también soy un poco aterradora.
Dicho esto, le lanzó una sonrisa tranquilizadora y salió sin mira

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