Capítulo 11 No quiero a terceros en mi matrimonio
La habilidad de Fabián para insultar era impresionante, casi quise extender mi mano para felicitarlo.
La cara de Evaristo se tornó más fea que nunca; apretando los dientes con rabia, dijo: —Fabián, esto simplemente es un asunto entre mi esposa y yo, ¿qué derecho tienes tú para opinar?
Tras decir eso, Evaristo me agarró furioso de la mano: —¡Ven conmigo!
Aún sin reaccionar, me encontré arrastrada fuera de mi asiento, y de repente, otra ágil mano también me tiró con fuerza.
Sorprendida, me giré para ver a Fabián agarrándome.
Había una preocupación evidente en sus ojos, enfrentándose con fiereza a Evaristo: —Si tienes algo que decir, dilo aquí.
Los ojos de Evaristo estaban a punto de estallar en ira, y apretó más fuerte mi mano: —Voy a resolver un asunto familiar, ¿eso qué tiene que ver contigo? ¡Suéltame!
Me vi obligada a pararme como escudo entre dos hombres, sintiendo la tensión en el aire.
Estábamos en un restaurante, en el momento de mayor afluencia de gente, y con este terrible escá

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