Capítulo 13 No te engañes
Fabián me llevó respetuoso a casa y después me quedé en el estudio revisando con atención el material de estudio sobre diseño para prepararme para el trabajo que venía.
Después de años sin trabajar, incluso con talento, se habían olvidado algunas cosas con el tiempo.
Al caer la noche, justo cuando levanté la cabeza para estirar el cuello que tenía tan rígido, recibí un video de un amigo en común con Evaristo.
El video mostraba un reservado de un bar, donde Evaristo y Almira estaban sentados muy juntos, ambos con un ligero aire de ebriedad.
El ruido del bar era ensordecedor, pero aun así pude escuchar con claridad la voz de Evaristo.
—¿Un divorcio, Serafina? ¿Cómo podría siquiera considerarlo?
—¡Espérenlo, en un par de días ella vendrá corriendo como un perro con el raba entre las piernas a reconciliarse conmigo!
Evaristo seguía siendo tan arrogante como siempre, y esto era mi culpa por haber sido demasiado buena con él, dándole la seguridad de que yo me humillaría para reconciliarnos.

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