Capítulo 73 Quien no tiene vergüenza es invencible.

Tuve una corazonada. Mi padre no es que no pudiera venir, es que realmente no tenía la intención de que él viniera. Después de que nos sentamos, Manuel, con mucha cortesía, comenzó a presentarme los nuevos platos del restaurante. Durante ese tiempo, realmente me distraje un poco y no presté atención a lo que decía. Cuando volví en mí, me di cuenta de que Manuel, en algún momento, ya se había sentado a mi lado. —Sera, tu papá me dijo que has estado bastante ocupada con tu trabajo últimamente. Supongo que estarás muy preocupada por el asunto de la inversión. ¿Qué te parece si hablamos ahora sobre eso? Mientras hablaba y hablaba como loro, Manuel dejó su brazo sobre el respaldo de mi silla de manera casual. Miré de reojo, y mi disgusto y repulsión crecieron aún más. Ya entendí: no es que quisiera hablar de inversiones, ¡claramente está aprovechando de forma descarada esta oportunidad para satisfacer sus propios deseos! Qué lamentable que mi papá confíe tanto en él y, sin