Capítulo 161
En ese momento, Ana se sintió mejor.
Miró la hora: las once con cincuenta y nueve.
Rápidamente giró la cabeza hacia Javier y dijo.
—¡Javier, feliz cumpleaños!
—Aunque no sea la primera persona en desearte un feliz cumpleaños, seguro soy la última de hoy.
—Javier, espero que cada día seas feliz, dichoso y saludable.
Su voz era suave, con un tono prolongado y lleno de alegría, profundamente encantador.
Javier la miró frente a él.
Su cara mostraba calma y serenidad, pero en su interior el demonio se agitaba: estaba demasiado solo. Había encontrado algo interesante y decidió aferrarse a ello, incluso si eso significaba ir juntos al infierno.
Ana sonreía con los ojos entrecerrados, sin un ápice de malicia.
Esa noche, Javier se quedó en la casa familiar.
No viajó por trabajo.
Los dos se acostaron en la misma cama, manteniendo cierta distancia. Ana lo observó en secreto; efectivamente, aquello del "viaje de negocios" era una mentira. Javier simplemente la había estado evitando antes.
Ana puso

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