Capítulo 168
Fue que Ana era demasiado ingenua. Al llegar repentinamente al lado de Javier, probablemente vio algo que la impactó y cambió por completo su perspectiva.
Todos en su círculo sabían qué tipo de persona era Javier. Después de todo, en ese mundo caótico nadie era un santo; solo que Javier era aún más frío y despiadado que los demás.
Mariana, apoyando el mentón en una mano, miró a Ana y dijo: —¡La otra cara! Todos tenemos otra cara. Todo depende de qué es lo que te gusta de él. ¿Te atrae su dinero? ¿Su cara? ¿O su carácter?
Ana, como si lo estuviera considerando seriamente, respondió: —No lo sé muy bien. Creo que es una buena persona. La mayoría del tiempo es amable, además es guapo, me trata muy bien, y su abuelo también es una buena persona. Parece que todo en él es bueno.
—¡Pff! —Mariana no pudo contenerse y soltó una carcajada.
Después de un rato, todavía con la voz teñida de risa, Mariana añadió: —Perdón, perdón, no era mi intención reírme de ti. Es solo que, Ana, ¿no estarás idealiz

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