Capítulo 16
Esta vez, la respiración estaba más cerca.
Desde aquella ocasión en que, según lo acordado, durmieron unas horas juntos, Javier había estado tan ocupado en estos días que no había tenido tiempo de volver a impregnarse de aquel aroma.
El insomnio prolongado lo mantenía cada vez más irritable y de peor humor.
En ese momento, con los dos tan próximos y la suave manita aferrada con fuerza a él.
Javier, sin darse cuenta, fue cerrando poco a poco los ojos.
En la televisión, el programa de variedades estallaba en carcajadas, y Javier, de manera inconsciente, se inclinó hacia Ana, quedándose dormido allí mismo, en el salón.
Ana se quedó rígida; podía sentir la respiración de Javier junto a su oído.
¿Qué estaba haciendo este hombre?
¿Acaso seguía fingiendo que eran un matrimonio normal?
No hacía falta actuar con tanta dedicación…
Pablo, al ver esa escena, se quedó completamente sorprendido.
El que mejor conocía el problema de insomnio de Javier, aparte de él mismo, era Pablo.
Había probado infi

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