Capítulo 170
Ana sintió que algo no estaba bien. Javier, además de dormir con su habitual somnolencia, pasaba la mayor parte del tiempo muy ocupado.
Si no estaba en la empresa, se encontraba en la casa antigua, en el Residencial La Colina o con sus amigos José y los demás.
Pero hoy no podía hallarlo en ningún lugar, y, para colmo, el teléfono de Javier estaba apagado.
Él le había dicho una vez que, salvo cuando viajaba en avión, nunca apagaba su teléfono.
Ana empezó a preocuparse. De repente recordó que, cuando compraron aquel teléfono, el joven que los atendió le había comentado que el suyo era igual al de Javier, y que entre ambos existía una función de localización mutua.
Ana encendió de inmediato su teléfono, buscó con rapidez y encontró la función de localización. Entonces rastreó la posición de Javier.
La señal estaba bastante lejos, casi en las afueras, hacia el sur.
Ana tomó una bicicleta compartida y se dirigió directamente hacia el lugar indicado.
No sabía con certeza por qué estaba tan i

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