Capítulo 177
Javier emanaba una ferocidad asesina tan intensa que resultaba imposible contenerla.
Solo consiguió obligarse a bajar la voz mientras decía: —No te estoy culpando. Solo hay una forma mejor, una que no dolerá tanto.
Ana negó con la cabeza y respondió: —No pasa nada, no le tengo miedo al dolor. De todos modos, la anestesia no me hace efecto; me dolerá un rato y luego estaré bien.
—¿Qué? ¡¿La anestesia no te hace efecto?! —exclamó José, incrédulo.
—Sí. Una vez me caí por una montaña y lo soporté sola. La anestesia no me sirve, a menos que la dosis sea tan grande que pueda matarme.
Javier y José perdieron la calma.
Pero Ana sonrió levemente y dijo con serenidad: —De verdad, no pasa nada. Ya estoy acostumbrada, no me asusta el dolor.
Intentó tranquilizarlos con una sonrisa, aunque su cara cubierta de sangre no podía ocultar aquel brillo radiante.
José la miró un poco ausente; "ella... debía de ser el sol".
No se atrevió a seguir mirándola y apartó la vista apresuradamente. —Yo...iré por las

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