Capítulo 18
—Mamá, ¿papá realmente ya no nos quiere?
En el apartamento de Verónica, llevaba varios días sin poder contactar con Federico.
Cualquiera podía darse cuenta de que él no quería prestarle atención.
Desde que salieron de aquella sala privada, todas esas amigas habían acudido una por una a aprovecharse de su desgracia.
Estaba realmente harta de todo eso.
Tenía que encontrar la manera de calmarlo cuanto antes.
Justo cuando estaba pensando en ello, llamaron a la puerta del apartamento.
Estaba a punto de preguntar con impaciencia quién era, cuando escuchó la voz de Federico.
Al instante, se levantó rápidamente para abrirle.
—Federico, sabía que tú... ¡Ah!
La expresión de alegría en el rostro de Verónica cambió de inmediato.
Porque al abrir la puerta, lo que la recibió fue una bofetada brutal.
—¿Por qué?
Era la segunda vez. ¿Qué había hecho para merecer ese trato?
Verónica se sujetó la mejilla, mirando a Federico totalmente desconcertada.
—Te pregunto: ¿de verdad fuiste tú quien me donó el riñ

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