Capítulo 65
Al llegar a la entrada de la villa, después de estacionar el auto y descender, el mayordomo se acercó de inmediato.
Pedro conocía bien a los familiares y amigos más cercanos de la familia Gómez, pero no demasiado a la joven que tenía delante, tan hermosa que deslumbraba. Además, la había visto llegar sola conduciendo, por lo que preguntó: —Señorita, ¿puedo saber quién es usted?
—Me llamo Clara, soy amiga del señor Raúl. Ya estuve aquí la vez pasada; en esta ocasión vengo especialmente a traerle el gato a Sofía.
Solo entonces Pedro reaccionó y, con cortesía, la condujo hacia la sala. Al entrar, se dirigió enseguida a la zona de sofás para avisar.
—¿La señorita Clara? —Sofía alzó la vista y, al verla entrar, sus ojos quedaron atrapados de inmediato por la presencia de su gato. Se levantó con rapidez y fue hacia ella.
Clara abrió la jaula con delicadeza, sacó al gatito con suavidad y se lo entregó personalmente. —Doña Sofía, mire: ya está completamente recuperado, incluso ha engordado un

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