Capítulo 77
Al ver que la mujer se marchaba, Clara cerró la puerta de la oficina de un golpe seco y echó el cerrojo.
Después, se acercó a él y, con una voz fría y burlona, dijo: —¿Qué pasa? ¿Si hubiera llegado unos minutos más tarde ya estarías con esa operada en el sofá? ¿Te atreves con cualquier cosa sucia y vulgar, verdad? No me digas que el Grupo Gómez ha llegado a donde está gracias a tu plan de galán.
Javier la miró de reojo, tranquilo, y encendió un cigarrillo como de costumbre. Ante aquella actitud autoritaria, caprichosa, egoísta y absurda de ella, sorprendentemente no sintió gran cosa; simplemente fumaba en silencio.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó sin ganas de perder tiempo con palabras inútiles.
Clara tampoco insistió en el tema de la mujer anterior. Se dejó caer con naturalidad en el sofá frente a él y, con seguridad absoluta, declaró.
—Estoy pensando en trabajar a tu lado. Ser tu secretaria o tu asistente, para estar contigo todos los días.
Javier exhaló una bocanada de humo y respond

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