Capítulo 91
—¡Zorra, ¿por qué todavía no te largas?! — gruñó Lilia en voz baja.
Clara cruzó los brazos y respondió con calma: —¿Cómo? ¿El hombre por el que arriesgué la vida para rescatar ahora lo vas a recoger tú como si fuera un regalo?
—¡Lárgate! —Lilia, furiosa, bajó la voz, pero no cedió—. Te lo advierto: ahora soy su prometida legítima, y aparte de mí nadie tiene derecho a acercarse a él ni a cuidarlo. ¡No intentes hacer nada delante de mis ojos!
Clara soltó una risa desdeñosa. —Lilia, creo que no debe de existir una prometida más patética que tú en todo el mundo. Ni siquiera estás formalmente comprometida y ya te desesperas por si no te casas. Toda tu familia se desvive por halagar a doña Sofía; el hombre se acostó con tu hermana y a ti ni siquiera te parece repugnante, pero aun así insistes en casarte.
—¡Cállate! —Lilia fue herida justo en su punto más vulnerable; su pecho se agitó con furia.
—Ya está —dijo Clara, sin intención de seguir discutiendo en el hospital. Finalmente añadió con in

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