Capítulo 14
La mirada de Raúl era afilada, penetrando directamente en los ojos de Paula.
En el estudio solo estaba encendida una lámpara de escritorio; la luz cálida recortaba el perfil de Raúl con un resplandor dorado y filoso.
Paula alzó una ceja y tamborileó suavemente el borde de la taza de café con la yema de los dedos. —¿Qué significa eso?
—Significa que, a partir de hoy —dijo Raúl con claridad—. Ante el mundo exterior, la familia Ramírez y la familia Guerrero quedarán completamente vinculadas. —Raúl entrecerró los ojos—. Si solo querías provocar a Sergio, no hacía falta llegar tan lejos.
La taza de café resonó cuando Paula la dejó con fuerza sobre la mesa.
A Paula casi le daba risa de puro enojo.
Había puesto sobre la mesa incluso sus minas más valiosas, ¿y Raúl todavía dudaba de sus motivos?
Ese instante de silencio llevó a Raúl a malinterpretar la situación.
Raúl se enderezó, su mirada se tornó fría al instante. —No necesito tu caridad.
—¿Caridad? —Paula se levantó y le estampó un documen

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