Capítulo 16
A medianoche, Raúl se despertó por el sonido acelerado de una respiración.
Raúl empujó la puerta del dormitorio de Paula y la encontró forcejeando violentamente en la cama, con la frente bañada en sudor frío y los labios temblorosos, soltando palabras entrecortadas. —No... Sergio... El auto... Sangre...
Arrugando la frente, Raúl se acercó. Justo cuando iba a extender la mano para despertar a Paula, la oyó gritar con claridad: —Raúl... No me mires... Así como estoy ahora... Qué fea me veo...
Los dedos de Raúl quedaron suspendidos en el aire y sus pupilas se contrajeron de golpe.
No había en su memoria ningún recuerdo que correspondiera a ese momento, pero esas palabras eran demasiado precisas.
Tan precisas que parecían describir una escena real.
Y lo más inquietante era que el tono de Paula daba la impresión de haberlo visto... Mientras él se encargaba de su cadáver.
A la mañana siguiente, Raúl se encontraba sentado en su estudio, con un grueso fajo de informes de investigación desplega

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