Capítulo 14
Alejandro, ante las preguntas consecutivas, dejó ver un destello de nerviosismo en el fondo de los ojos.
La nuez de su garganta se movió y se apresuró a justificarse: —Escúchame, déjame explicarte…
Pero apenas abrió la boca, Ana lo interrumpió: —Alejandro, deja ya de poner esa cara de falsa devoción tan repugnante. Si yo no hubiera hecho un escándalo con todo esto, si no hubiera encontrado la manera de recuperar la empresa, ¿crees que, sabiendo que recuperé la memoria, seguirías con esta misma actitud?
—Lo más probable es que me hubieras tenido encerrada en Villa Monte Real toda la vida.
Ella lo miró con asco y se burló: —O habrías invertido en algún instituto de investigación en el extranjero para inventar una medicina que borrara la memoria para siempre, y luego me habrías engañado para que fuera tu amante vitalicia, ¿no?
Ana incluso sabía eso.
Alejandro se quedó rígido en el sitio, incapaz de pronunciar palabra durante un buen rato.
Al ver esto, Ana respiró hondo y dictó la decisión

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