Capítulo 11

La incorporación de Isabel a la empresa fue muy fluida. Por su gran capacidad profesional y su carácter afable, pronto se integró en el departamento de diseño de Grupo Rodríguez. Sin embargo, Isabel suspiró preocupada mientras jugaba con las flores de su escritorio. Una compañera, al oír su suspiro, asomó la cabeza y le preguntó: —¿Te han vuelto a mandar flores? Si yo tuviera un admirador que me las enviara a diario, no estaría suspirando. Isabel sacó un par de rosas y se las ofreció: —Ojalá tú también encuentres pronto pareja. Pero el motivo de su inquietud no era que recibiera flores de un pretendiente, sino que ese pretendiente era Eduardo, su jefe, lo que añadía una complicación a la relación y la hacía sentirse incómoda. Por un lado, no tenía ánimo para iniciar otra relación tras lo de José; por otro, le preocupaba que si la relación salía a la luz, el resto de los empleados hablaran de ella por tratarse de su jefe. [Isa, ¿te gustaría cenar conmigo esta noche?] Isabel volvió a rec