Capítulo 7

Isabel, al ser públicamente menospreciada de esa forma, aunque ya no sentía nada por él, no pudo evitar que la humillación le hiciera palidecer. Tras anunciar el final de la reunión, José salió acompañado de Lucia. El responsable de recursos humanos, que llevaba rato esperando fuera, se apresuró a entregarle la solicitud de renuncia de Isabel. —Presidente José, aquí hay una notificación de baja laboral que requiere su firma. José, con la mirada fría, firmó el documento sin siquiera mirarlo. Luego tomó a Lucia de la mano y se fue. Al irse, los compañeros de diseño rodearon a Isabel para consolarla. Sin embargo, Isabel permaneció tranquila. Sonrió, apretando en la mano el acuerdo firmado. —En realidad, no importa si soy directora o no, porque ya tenía pensado renunciar. El presidente José ya ha firmado mi renuncia, así que hoy es mi último día aquí. Si el destino lo quiere, nos volveremos a encontrar. Al escuchar que Isabel se marchaba, todos quedaron en shock y con evidente pesar. Algunos incluso insistieron en luchar para que recuperara el puesto de directora. Pero Isabel negó con una sonrisa y regresó a su oficina a recoger sus cosas. Al terminar la jornada, invitó a sus compañeros a cenar y, en medio de un ambiente nostálgico, se despidió de todos. Al regresar a casa, contactó con una agencia inmobiliaria para poner el apartamento a la venta al precio más bajo. Al día siguiente, ya se había vendido. Después de firmar el contrato de compraventa, acordó con el comprador mudarse en dos días. Cuando terminó con todos estos trámites, recibió la llamada de Beatriz. —Mañana es mi cumpleaños, ¿no me digas que lo has olvidado? ¡He estado esperando tu regalo! —¿Cómo iba a olvidarlo? Hace tiempo que tengo tu regalo listo. Mañana te lo entrego, te lo prometo. Isabel no solo había preparado el regalo, sino que también planeaba contarle a Beatriz que se iba de la ciudad. En años anteriores, para estar más tiempo con José, siempre llegaba temprano a su fiesta de cumpleaños. Pero esta vez, esperó hasta que el evento ya estaba a la mitad para llegar. Como era costumbre, la celebración se hacía en la Casa Gómez. Isabel había jugado allí muchas veces y conocía la casa a la perfección, así que entró por la puerta trasera. En el salón, Beatriz estaba rodeada de gente en el centro, con una expresión de felicidad. Sus padres estaban a su izquierda, sonrientes; José, junto a Lucia, a la derecha. Todos formando una imagen de familia feliz. Isabel los observó a la distancia y, al hacerlo, escuchó el susurro de las empleadas: —Señor José y la señorita Lucia rompieron hace tantos años, yo creía que ya no había esperanza, pero al final ha sido ella. ¡Qué fiel es él! —Sí, la señorita Isabel estuvo años detrás del señor José y ni así consiguió ganarse su corazón. Se nota que él siempre estuvo enamorado de la señorita Lucia. —Todos estos años la familia ha estado presionando para que se case y él siempre lo evitó, pero ahora que trajo a la señorita Lucia a casa, ¡seguro que pronto anuncian boda!