Capítulo 23
Muy pronto, ambos volvieron a subir al escenario de la boda.
Esta vez, todo transcurrió de manera excepcional.
Cuando el maestro de ceremonias le preguntó a Román si estaba dispuesto a acompañar a la mujer frente a él, sin importar la riqueza o la pobreza, la salud o la enfermedad. Él prometió que nunca abandonaría a su esposa.
La respuesta de Román, por supuesto, fue afirmativa, y la dio con completa seguridad.
Después del estruendoso aplauso, el maestro de ceremonias volvió a plantear la misma pregunta a Elena.
Ella no miró al maestro de ceremonias, sino que le sonrió dulcemente a Román, que estaba frente a ella.
Aquella era, sin duda, una sonrisa muy sincera, pero en el corazón de Román surgió de repente una ansiedad feroz.
Sentía que la respuesta de Elena era algo que definitivamente no podría soportar.
Por un instante, no quiso que Elena abriera la boca, ni tampoco quería escuchar su respuesta.
Pero antes de que Román pudiera decir algo, Elena respondió por sí misma.
—No quiero.
E

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