Capítulo 9
Benjamín irrumpió en el taller.
No dijo nada y apartó a Rosa de un tirón.
Ella forcejeó un par de veces, y al volverse para ver quién era, soltó de repente una carcajada fría: —Vaya, Vanessa, ¿tan pronto y ya tienes a otro?
Su mirada sarcástica recorrió a Benjamín y a mí, y de pronto gritó: —¡Ya le dije a Lorenzo que no le quieres! ¡Mira qué rápido encontraste a alguien que te defienda, pero él no me creía! ¡Esta es tu verdadera cara!
Benjamín frunció el ceño, se puso delante de mí y dijo con voz grave: —Señorita, por favor, contrólese. Este es un lugar para que los niños aprendan. Si quiere armar un escándalo, hágalo en otro lado, pero no asuste a los pequeños.
Rosa se quedó atónita un momento, pero enseguida reaccionó y soltó una risa desdeñosa: —¿Y tú quién eres para ella? ¿Con qué derecho me hablas así?
No presté atención a su locura, solo tomé de la mano a Héctor y a los otros niños, y en voz baja los tranquilicé: —No tengan miedo, estoy aquí, todo está bien.
Rosa nos miró, como s

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