Capítulo 1
Alma Domínguez, a espaldas de su esposo Facundo Castañeda, envió a la chica que él criaba en casa a una prestigiosa academia internacional de música para que continuara sus estudios.
Facundo, quien siempre había sido considerado una persona de carácter sombrío e indiferente, en ese instante, enloqueció, convencido de que Alma había hecho todo aquello adrede solo para alejarlo de su Vanesita.
Él subió a su propio hijo, Moisés, a un crucero rumbo al Ártico, obligando así a Alma a devolverle a Vanessa.
Alma contemplaba a su hijo, Moisés, de cinco años, llorando desconsolada con el corazón destrozado a bordo del barco, mientras la nave avanzaba lentamente hacia alta mar, y Moisés sin escrúpulo alguno era alzado por el asistente de Facundo, Pascual, quedando su pequeño y frágil cuerpo suspendido fuera del barco.
La voz grave de Facundo resonó: —Querida, te quedan solo cinco minutos para pensarlo. De lo contrario, Moisés caerá en las profundidades del mar.
En el primer minuto, Alma recordó de manera fugaz los cinco años que estuvo enamorada en secreto de Facundo, cómo se convirtió en su amante en silencio, y cómo, siendo él descendiente de una familia médica de alto linaje y ella una mujer de origen humilde y apariencia ordinaria, eligió quedarse a su lado sin pedir nunca un lugar oficial en su vida.
En el segundo minuto, recordó que la familia Castañeda quería que Facundo, al graduarse, contrajera matrimonio con una dama de la nobleza; sin embargo, Facundo sin importarle el qué dirán llevó a Alma al Registro Civil para casarse con ella.
En el tercer minuto, Alma quedó embarazada, pero la familia Castañeda seguía aún sin reconocerla. Facundo se la llevó lejos de la familia Castañeda, rompiendo así todo vínculo con su clan, y entonces ella dio a luz a Moisés.
En el cuarto minuto, Facundo adoptó a la sobrina de un amigo. La noche en que la chica cumplió veinte años, Alma vio en los ojos de Facundo una expresión de amor contenido hacia esa bella joven.
En el quinto minuto, Alma pensó en la imagen de Facundo y Vanessa entrelazados en la cama...
Facundo soltó con rapidez la mano; el rosario que había llevado durante casi veinte años en la muñeca desapareció.
Ese rosario, que en el pasado ni siquiera permitía que Alma tocara, ahora como si nada lo llevaba Vanessa.
La mirada de Facundo era tan fría como el hielo, sin el menor rastro de calor. —Alma, te lo pregunto por última vez, ¿dónde está Vanessa?
Alma sintió un dolor punzante en la garganta y, en sus oídos, los incesantes llantos de su pequeño Moisés. —Mamá, sálvame...
El viento marino azotaba la cara de Alma, haciéndole arder la piel.
—Querida, ¿de verdad quieres ver morir a nuestro hijo?
El pecho de Alma le dolía tanto que incluso le costaba demasiado respirar. Con los ojos llenos de lágrimas, levantó la mirada hacia Facundo.
—Facundo, Moisés también es tu hijo, ¿de verdad eres capaz de amenazarme con su vida?
Sin embargo, Facundo pronunció con frialdad: —Pero Vanessa también es mi vida.
Las lágrimas de Alma cayeron desbordadas; ahora que comprendía Vanessa era su vida, entonces, ¿qué eran ella y Moisés para él?
—Alma, mientras Vanessa regrese, seguirás siendo mi esposa, la esposa de Facundo.
Alma reprimió con dolor sus emociones. —Facundo, no creo que seas capaz de matar a nuestro hijo solo por Vanessa, además, yo jamás le he hecho daño.
Facundo contestó enfurecido: —Te doy solo cinco segundos. Si no me dices dónde está, nuestro hijo Moisés será arrojado al mar para alimentar a los tiburones.
—Cinco, cuatro, tres...
Al ver sorprendida que realmente comenzaba la cuenta regresiva, Alma no pudo resistir más. —Vanessa está en el Instituto Melodía Eterna de Altaviera.
Alma cayó adolorida al suelo; él de verdad era capaz de sacrificar a su propio hijo por Vanessa.
Con los ojos llenos de lágrimas, Alma vio a Facundo llamar apresurado por teléfono, visiblemente ansioso. —Preparen el helicóptero, quiero volar a Altaviera.
No volvió a mirarla ni una sola vez, solo tenía ojos para su celular.
La mano temblorosa de Alma apretó un puñado de arena.
Durante esos diez años, ella había sido en absoluto silencio la mujer detrás de Facundo; ya fuera en logros científicos o en sus proyectos, en cada uno de ellos ella le ayudó.
Él fundó el Grupo Horizonte Azul, se alejó de la investigación científica y se convirtió en presidente, mientras ella eligió quedarse veinticuatro horas en el laboratorio, solo para desarrollar el medicamento que él deseaba.
Ella tuvo éxito; el Grupo Horizonte Azul se convirtió en una empresa farmacéutica de primer nivel, al mismo nivel que el Grupo Capital Horizonte.
Aquella noche, Facundo la abrazó, colmándola de besos llenos de cariño en el cuello.
—¡Almita querida, eres mi amuleto de la suerte!
Ella pensó que todo iba por buen camino, que podría demostrar que merecía estar a su lado, y la familia Castañeda también había reconocido sus logros. En los últimos dos años, su relación con la familia había mejorado de forma considerable.
Pero al final de cuentas, Facundo se enamoró de una chica nueve años menor, Vanessa, una joven inocente, despreocupada del mundo, ingenua y muy alegre, que solía aferrarse a él para que la mimara.
—Facundo, quiero que estés conmigo.
—Facundo, no sé resolver este problema, enséñame tú.
—Facundo, tienes que venir a verme en mi concurso de violonchelo, si no vienes, no participo...
—Facundo, me gustas demasiado.
Ser mimada era algo que Alma nunca había recibido de Facundo.
Tampoco le había confesado su amor jamás.
Facundo, entonces, en un momento en que ella no se dio cuenta, se enamoró de esa "pequeña princesa" incapaz de valerse por sí misma. Vanessa necesitaba todo su cariño y él estaba dispuesto a dárselo sin reserva alguna.
El helicóptero llegó muy rápido.
Facundo, sin esperar siquiera a que regresara el barco con Moisés, se subió corriendo al helicóptero rumbo a Altaviera.
Alma miró con tristeza cómo el helicóptero se alejaba poco a poco, mientras intentaba llamar varias veces a Facundo, pero él le colgó todas las llamadas.
Alma entonces le envió un mensaje. [¿Cuándo regresa Moisés?]
[Tres horas después —le contestó a Alma—. Vanessa solo es una chica que un amigo me pidió cuidar; ella me ve como a un mayor, no puedo fallarle a mi amigo].
Al leer su estúpida explicación, Alma sonrió con amargura.
¿No fallarle a su amigo?
Justo cuando Alma iba a apagar el celular, vio que llegaba otro mensaje.
[¡Alma, yo amo con el alma a Facundo! Él quiere estar conmigo, él disfruta demasiado de nuestro tiempo en la cama, contigo ya no siente pasión; eres tú quien no quiere dejarlo ir].
[Esta noche él vino a buscarme de nuevo al colegio, y fuimos juntos al hotel. Le encantó el disfraz de conejo que me puse hoy].
...
Y también esos vídeos indecentes, en los que la locura de Facundo quedaba expuesta por completo.
Alma apagó con rabia el celular y se sentó junto al mar, esperando a Moisés con una sensación de vacío.
El viento marino secó sus lágrimas.
Ella solía pensar que mientras amara a Facundo, eso sería suficiente.
Cuando Facundo la engañó, se convenció a sí misma de que tal vez solo buscaba algo de emoción, y que su hijo necesitaba una verdadera familia.
Pero ahora sabía muy bien que ya no podía seguir así.
Desde niña había estado sola, sin el amor de sus padres ni el cariño de familiares; creyó que había encontrado el amor verdadero, pero ahora todo se había desmoronado otra vez.
De pronto Alma abrió en el teléfono un contrato.
Era el acuerdo de divorcio que había firmado en su día para la salida a la bolsa del Grupo Horizonte Azul.
Ella renunciaba automáticamente a todas las acciones del Grupo Horizonte Azul y accedía a divorciarse de forma voluntaria.
Porque, justo antes de la salida a la bolsa del Grupo Horizonte Azul, Benjamín la había buscado. —Alma, si firmas el acuerdo de divorcio y Grupo Horizonte Azul sale a bolsa, yo le ayudaré. Facundo quiere cotizar en Peña Blanca, y con mi ayuda, su Grupo Horizonte Azul podrá convertirse en una empresa capaz de competir con el Grupo Capital Horizonte.
Alma, para tranquilizar a la familia Castañeda y también por el profundo amor a Facundo, firmó el acuerdo de divorcio en secreto.
Nunca había imaginado que Facundo la dejaría; ahora, jamás habría esperado este absurdo desenlace.
Poco después, Alma envió otro mensaje.
[He aceptado. Me uniré a La Puerta del Mar].
Ese lugar era el equipo de investigación médica marina más prestigioso del mundo, donde se reunían solo los talentos más sobresalientes de distintos países. Además, quienes entraban allí debían permanecer bajo el mar durante treinta largos años, antes de poder volver a cruzar la Puerta del Tiempo.
Y su única condición era llevarse a su hijo Moisés.
¡Así, Facundo nunca volvería a encontrarla a ella ni a Moisés!