Capítulo 9
—Señor Facundo, ella pronto dejará de ser su esposa.
Esto a Facundo le enfureció aún más y dijo con rabia: —Usted no es más que un simple abogaducho, quiero ver quién en todo Monte Cruz se atreve a aceptar el caso de divorcio entre Alma y yo.
Sin embargo, Joaquín sacó su tarjeta de presentación.
—Señor Facundo, olvidó presentar la situación de la señorita Alma, y también olvidó presentar mi identidad.
Facundo miró la línea de texto en la tarjeta.
Facundo se dedicaba a la investigación científica, sabía a la perfección el peso que representaba esa línea de texto.
Joaquín era parte de un equipo de investigación de élite, y todos en ese equipo pertenecían al Estado.
Joaquín podía tramitar sin problema alguno el divorcio entre él y Alma incluso si él no estaba de acuerdo.
—¿A dónde... ha ido ella?
—¡La señora Alma, de ahora en adelante, no le pertenecerá a nadie, sólo le pertenecerá al océano!
El cuerpo de Facundo se estremeció.
Treinta años, aquel lugar requería entrar treinta años para p

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