Capítulo 5
Valeria empezó a llorar también.
Levantó su manita herida y señaló directamente a Alejandro:
—Fue él fue quien lastimó a mamá y a mí.
El rostro de Alejandro se tensó, pero empujó a Camila para que se disculpara.
—Perdón, mi esposa y mi hija fueron las que se portaron mal, ofendieron a ustedes.
Hace un momento era altiva; ahora lloraba mientras pedía perdón.
Hoy era la cena familiar, y no quería que nada ni nadie arruinara este momento.
Además, con ellos aún tenía cuentas pendientes, pero no era el momento de cobrarlas.
Ordené que sacaran a Alejandro del lugar.
Antes de irse, vi un brillo extraño cruzar por sus ojos, algo entre frustración y deseo.
No le presté atención y continué junto a Ignacio, atendiendo a los invitados.
El médico ya había curado las heridas de Valeria, y ahora ella, en brazos de Ignacio, recibía las miradas de todos.
Algunos de los viejos amigos de Alejandro me reconocieron; el asombro cruzó sus rostros.
Pero sin importar su sorpresa, solo pudieron inclinar la cabe

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