Capítulo 10
El último golpe de Javier cayó con furia sobre la mesa del reservado. Con la cara desfigurada por la rabia, gritó: —¡Hazte un aborto! No quiero ese niño.
Víctor, que había permanecido callado durante toda la reunión, soltó una risa fría y me rodeó la cintura con un brazo.
—¿Así es como le hablas a tu tía Elena?
—Además, ella va a darte un hermanito o una hermanita, ¿y no te alegra?
Todos en el reservado quedaron atónitos por la repentina intervención de Víctor, y aún más por sus palabras.
Javier, entre sorprendido y furioso, me miró a mí y luego a él.
Yo estaba tranquilamente sentada en el regazo de Víctor, jugando con el anillo de su pulgar.
Javier, fuera de sí, perdió todo control y gritó:
—¡Maldito! ¡No estoy contento!
—¿Elena, me traicionaste?
—¿Tú y yo tenemos un compromiso, y aun así estás con mi tío Víctor?
Solté una risa helada. —¿De verdad teníamos un compromiso? Entonces, ¿por qué tú sí podías acostarte con otras mujeres?
Javier, furioso, le dio una patada a la mesa y la part

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