Capítulo 12

Poco después llegó el día de mi boda con Víctor, una ceremonia organizada personalmente por él. No sabía de dónde sacaba tanta energía; desde la planificación hasta la ejecución, supervisó con entusiasmo cada detalle del evento. Gracias a su dedicación, el resultado final de la decoración de la boda me dejó completamente satisfecha. Tan satisfecha que, incluso cuando Javier me interceptó durante la ceremonia para hablar, no sentí enojo alguno. —Elena, después de siete años de relación, ¿vas a rendirte así nada más? Solté una risa sarcástica. —¿Siete años? No exageres para parecer un amante fiel. Mientras estuvimos juntos, jugabas más que nadie; ahora que terminamos, vienes a hacerte el mártir. Javier me miró con una expresión complicada. —Elena, has cambiado. Antes no eras así. Era cierto, antes no era así. Antes, mi prometido era Javier; un día abrazaba a una modelo y al siguiente tenía en brazos a una universitaria. Yo temía no poder casarme con éxito en la familia Ruiz, así que cada