Capítulo 6
A la mañana siguiente, llegué temprano a la empresa. Abajo, había un grupo de personas reunidas, muchos sostenían enormes pancartas y otros, con megáfonos, gritaban insultos sin cesar.
La empresa ya llevaba dos días paralizada.
—¿Por qué no dejas que otros se encarguen de todo esto? Da lo mismo, ¿no crees?
Los guardaespaldas me miraban con cierta preocupación. Eran personas que mi padre había enviado para protegerme.
Aunque eran bastante buenos en combate, no podían hacer mucho contra una multitud.
—Estas son cosas menores, no te preocupes.
Sonreí y le pregunté: —¿Ya llegaron esas personas?
—Todos están aquí, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de la jefa Viviana.
—Bien. En un momento, cuando baje, haz que transmitan todo en directo.
Di las órdenes y luego fui directo hacia la entrada. En cuanto aparecí, el grupo de personas me rodeó enfurecida.
—¡Por fin apareció esta mujer, agárrenla!
—¡Eso, que nos dé una explicación! ¿Con qué derecho maltrata así a los niños?
Sin embargo

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