Capítulo 22

Sergio salió del lugar y se paró justo frente a Lucía. Jesse no se lo esperaba. Al ver que Sergio aparecía otra vez, inmediatamente quiso colocarse delante de Lucía para protegerla, pero ella lo detuvo. Lo agarró del brazo y, con voz suave, le dijo: —Así no vamos a llegar a ningún lado. Déjamelo a mí, ¿sí? Jesse asintió, aunque insistió en quedarse afuera esperándola. Ese pequeño gesto le calentó el pecho a Lucía. Y fue justamente eso lo que le dio valor para enfrentar lo que venía. Miró de frente a Sergio, su tono firme y claro: —Hablemos de una vez. Sergio la siguió hasta la pequeña cabaña donde ella vivía. Se sentó junto a la ventana, y Lucía, al acomodarse, echó una mirada rápida afuera: Jesse seguía ahí, le sonrió y le hizo una seña con la mano. Esa escena le revolvió el estómago a Sergio. —Pensé que ya estabas con Marta. Lucía fue directa. No le dio tiempo de reaccionar y siguió: —Si yo solo fui un reemplazo de Marta, si la amas tanto como para estar dispuesto a donarle un riñón…