Capítulo 138

Laure siempre había sido así. Se concentraba por completo en un objeto de su interés y se sumergía en un mundo propio. De repente, se dio cuenta de que Jameson la estaba esperando. Se dio la vuelta rápidamente y lo encontró de pie, pacientemente, a un lado, esta vez con una canasta de paja en la mano llena de rosas rosadas que transmitían una belleza discreta. El impresionante encanto de las flores le recordó una cita de Wislawa Szymborska: “Sólo una rosa florece como una rosa, nadie más”. —Señorita Girard —le dijo Jameson mientras se acercaba con la canasta de flores. —¡Oh, no entres aquí! ¡Ten cuidado de no ensuciarte la ropa! —lo detuvo rápidamente cuando notó que su ropa estaba impecablemente limpia. Sin embargo, él se abrió paso entre los arbustos espinosos en un intento de llegar hasta ella. Ella frunció los labios, avergonzada. —Señorita Girard, esto es para usted. —Sus ojos eran tan suaves como los colores del atardecer cuando le entregó la canasta. —Gracias, pero no puedo acep