Capítulo 101
Ximena, naturalmente, percibió la mirada que Carmen le dirigía.
¡Con una sonrisa!
Esa mirada le resultaba particularmente irritante.
En el rostro noble y frío de Diego no se reflejaba ninguna emoción, ni el más mínimo indicio de familiaridad hacia ella.
Y los presentes ya comenzaban a dirigir sus miradas hacia ellos.
Ximena esbozó una leve sonrisa en los labios. —La señorita Carmen ya tiene a su caballero protector. Me pregunto, ¿qué papel está desempeñando ahora el jefe Alonso?
Con esas palabras, el rostro de Alonso se ensombreció visiblemente.
Instintivamente miró a Carmen.
Estaba algo contrariado; ¡Ximena se estaba burlando de él!
—Pues será su pretendiente, ¿no? —Beatriz, por supuesto, no iba a dejar que Alonso saliera bien librado. Había atacado a Ximena, y ella no podía hacer otra cosa que apoyarla.
Sobre todo, porque era evidente que Alonso lo había hecho con toda intención.
El rostro de Alonso se endureció de inmediato. —Beatriz, no te excedas, solo admiro a la señorita Carmen.

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