Capítulo 114
Carmen apenas giró la cabeza para mirar a Diego y le preguntó: —Hace un momento, el jefe Miguel y ella... el ambiente entre ellos no parecía muy bien. ¿Estaban discutiendo?
Diego estaba mirando su celular y ni siquiera levantó los párpados: —No lo sé.
Vaya actitud...
¡De verdad, qué indiferente!
Pero Carmen curvó ligeramente los labios.
A ella le encantaba que Diego tuviera esa postura de no darle la menor importancia a Ximena.
—¿Subimos? —preguntó Carmen, sonriendo con suavidad, sin insistir en el tema anterior.
Diego miró su reloj de pulsera: —Tengo que regresar a la oficina por un asunto, la próxima vez vendré a ver a Sara.
Carmen tampoco insistió y, al bajarse del auto, dijo: —Cuídate en el camino.
—Sí, sube ya.
Después de despedirse de Diego, Carmen subió y vio que Sara seguía leyendo. Le comentó brevemente que Diego la había acompañado y que se habían encontrado con Ximena.
Sara pasó una página y sonrió: —Como era de esperarse, Ximena es igual que su inútil madre: incapaz y tonta

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