Capítulo 130

Ximena giró la cabeza y sostuvo con indiferencia la mirada de Carmen. El cuello de Carmen era largo y, al llevar tacones altos, su mirada descendía de arriba abajo; aunque su porte era elegante y apropiado, aquella altivez resultaba demasiado evidente. Carmen sabía perfectamente cuál era la relación entre ella y Diego. Sin embargo, siempre se limitaba a llamarla "señorita Ximena". En cuanto a las palabras que acababa de pronunciar... ¿Realmente quería decir que el asiento junto a Diego le pertenecía? ¿O acaso insinuaba que el lugar de la señora Ruiz era suyo? Pero, fuera lo que fuera. En esencia, seguía siendo una muestra de arrogancia velada. A Ximena no le importaba realmente lo que pensara Carmen, pero tampoco tenía tan buen carácter como para dejar que Carmen la enfrentara a escondidas una y otra vez. —Señorita Carmen, no hace falta que se altere, no me interesa competir con usted —respondió Ximena con frialdad. Con esa respuesta, ni cálida ni distante, dejó clara su postura. ¿Alte