Capítulo 158
¡Solo Ximena no entiende del mercado!
Diego, con indiferencia, dejó la copa y dijo: —Si te gusta, cómpralo. Levanta la paleta.
Carmen se quedó perpleja por un instante, luego curvó los labios en una sonrisa; sus ojos se llenaron de dulzura y ternura.
Volvió a levantar la paleta, alzando ligeramente la barbilla: —¡Cinco millones de dólares!
Desde que Ximena hizo su oferta, en realidad no había dejado de mirar hacia donde estaba Diego. Vio claramente que Carmen no pensaba seguir pujando, pero Diego volvió a darle toda la confianza, dispuesto a respaldarla con cualquier cantidad.
En ese instante.
El rostro de Ximena finalmente palideció por completo, sintiendo una opresión indescriptible y asfixiante.
Sentía el corazón apretado, entre dolorido y entumecido.
Los que estaban sentados delante, Carlos y los demás, observaban la situación con gran interés.
Todos miraron a Ximena con una expresión significativa.
Como si en silencio le dijeran que había fracasado y resultaba ridícula.
¿Con qué d

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