Capítulo 244

Él estaba justo allí, no muy lejos, vestido con una camisa negra ligeramente holgada. Todo su cuerpo estaba oculto en la penumbra, con un cigarro entre los dedos, listo para encenderlo. La distancia no era pequeña. Ximena no podía distinguir con claridad qué expresión llevaba. Sin embargo, el ambiente se había vuelto sutilmente diferente. Ximena, por su parte, permaneció relativamente tranquila. No pensaba que sus palabras tuvieran nada de malo, salvo por esa palabra fuera de lugar: "esposo". Carmen, al ver a Diego, también frunció el ceño inconscientemente, y finalmente le dijo a Sara: —Mamá, entremos al reservado. Aunque sentía que lo que Ximena había dicho no tenía ningún sentido. ¡Pero tampoco le interesaba discutir con ella! ¡Eso solo rebajaría el nivel de la conversación! Solo quien no tiene confianza en sí mismo defendería su orgullo con palabras ásperas. Sara, al ver a Diego, hizo una pequeña mueca, pero sonrió y le dijo: —Diego, entra en un rato. No quería que tuviera mucho co