Capítulo 267
Al percatarse de una mirada, Ximena también miró en esa dirección.
De repente, se encontró justo con la mirada de Diego.
Pero tan pronto como ella lo miró, en menos de dos segundos, Diego desvió enseguida su mirada con indiferencia, mostrando de esta manera una frialdad que denotaba desinterés.
Este lugar estaba cerca de la Estación Juárez, por lo que no era extraño encontrarse con Diego y Carmen.
En ese momento.
Carmen, cariñosamente, rodeó con su brazo el de Diego, que no estaba herido. Parecían estar conversando y riendo entretenidos; su estado se veía excelente.
Habían pasado menos de cuatro horas desde que Ximena y Diego tramitaron su divorcio.
Diego y Carmen parecían haber dado un paso más en su relación.
Ximena decidió ignorarlos por completo, actuando como si no los conociera. Luego, sacó su brazo de la mano de Pablo, se giró y le agradeció: —No es necesario, ya he ido.
Fue entonces cuando Pablo hizo mala cara.
Algo no le cuadraba en el comportamiento de Ximena.
No parecía una

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