Capítulo 44
Cuando llegó a Villa La Estrella, ya casi eran las nueve. El tráfico había hecho que Ximena se retrasara mucho.
Eva, al ver que Ximena regresaba, se mostró muy sorprendida: —¡Señora Ruiz, ya ha vuelto! ¿Ya comió? ¿Le preparo algo?
Ximena, con amabilidad, respondió: —No hace falta, me voy en un momento.
Eva, algo preocupada, dijo: —¿Cómo es que regresa y se va otra vez? ¿Es que... ha discutido con el señor Diego?
Ximena se puso a buscar unos zapatitos desechables en el zapatero y dijo: —No.
De hecho, no había sido así.
Muchas veces, Diego la ignoraba por costumbre.
Lo que más le dolía no era el hecho de que ya no la amara, sino su indiferencia.
Excepto por esos días fijos del mes, casi no intercambiaban palabras, y mucho menos discutían.
Nunca discutían.
Solo estaban por separarse.
Desde que se casaron, Eva se encargaba de la limpieza en la casa, y conocía bien el carácter de Ximena, por lo que pensaba que Ximena solo estaba aparentando ser fuerte.
No pudo evitar aconsejarla: —Señora Ru

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